Las aventuras de HE-DA-PA (dic. 2004)

Hace ya algún tiempo que queríamos subir a la camioneta y salir a pate-perriair por ahí. Lo que nos faltaba era tiempo. Necesitábamos 5 semanas que no conseguíamos juntar sin abandonar mis bravos cyber guerreros en el campo de batalla empresarial, pero el fin de año y vacaciones colectivas me ayudaron a conseguir el tiempo que necesitamos. Es así que tomamos la oportunidad por las mechas, preparamos nuestro fiel compañero PA , HE juntó rumas de regalitos, cosas imprescindibles para viajar y seres queridos a regalonear y DA cuidando de las cuentas a pagar y dinero a llevar.

1º dia-Viernes
El Shopping Morumbí marcó con 0 Km la partida de nuestra aventura, donde HE tentó de adquirir infructuosamente algunos pesitos argentinos. Las salidas de São Paulo estaban en su estado natural, paradas! Lentamente nos arrastramos hasta alcanzar la autopista que conduce al oeste en dirección al desierto de Atacama, aun distante, muy distante. Era una tarde calurosa nuestros sentimientos estaban bien despiertos llenos de preguntas, sin respuestas por la aventura a vivir. Como soportaríamos alturas superiores a los 4000 metros? Como estará el estado de los caminos? Llegamos al atardecer al fundo Macaé de mi hermano, todo estaba verde..verde..verde y los animales bonitos y gorditos. Los perros y el tucán saltaban en el patio saludándonos alegremente. Tenían que ir a buscar mi sobrina al bus y aprovechamos de comer en una “churrasquería” en Baurú. Después de comer un buen plato de ensaladas acompañado de muchos pedacitos de carne cortados de las espadas llenas de “picanha, alcatra, cupim etc” volvimos bien cansados y dormimos pesadamente.

2º día-Sábado
A las 5:15 tocó el despertador, todavía estaba oscuro, nos levantamos en silencio, preparamos un pequeño desayuno y partimos sin despertar ni al perro. Estaba fresquito, lindo como siempre es el despertar del día, nuestra meta era atravesar los estados de São Paulo y Paraná para entrar a Argentina por Foz do Iguazú y dormir en el pueblo de El Dorado en Misiones, distante a más o menos 800 Km. Interminables siembras de caña de azúcar o soya se extendían hasta el horizonte, el camino estaba en muy buenas condiciones cercado de Mangos cargados de frutas y Flamboyán’s en flor. Paramos un poquito aquí y por allá, compramos una ollita de hierro fundido para regalar, rodando y rodando. Como era sábado y todavía no era tiempo de cosecha pocos camiones tenia. Llegamos a las 4 a la frontera. Los Brasileros ni querían nos atender para darnos un registro de salida y los argentinos sí que nos pusieron un timbre en el pasaporte, nos registraron en sus computadores y nos pidieron un seguro de viaje que yo afortunadamente tenia para el MERCOSUR. Para Chile no pude hacer un seguro ya que esta fuera del MERCOSUR así que nos quedó la duda que nos dirán los chilenos en la frontera. Esto demoró casi una hora y a las 5 de la tarde continuamos viaje. El paisaje en misiones esta cercado de bosques de pino, araucarias y eucaliptos, no hay grandes plantaciones. Nos llama la atención la cantidad de bosques de araucaria que fueron plantados desde la ultima vez que pasamos por aquí ya hace 6 años. Llegamos a buena hora a El Dorado a un hotelito del automóvil club con una gran piscina.

3º día-Domingo
Descansamos bien y al día siguiente partimos a las 7 rumbo a un pueblo llamado Presidente Roque Sáenz Peña en la provincia del Chaco. Luego abandonamos las colinas con bosques y comenzaron las enormes llanuras pantanosas del chaco. A la orilla de la carretera, debajo de un arbolito hicimos picnic, hacia calor y habían mosquitos negros gigantes, el repelente brasilero los espantó eficazmente. Comenzamos a alcanzar muchos grupos de ciclistas que en éste calor bárbaro pedaleaban heroicamente, nos dimos cuenta que en un pueblo a nuestra frente debería tener algún tipo de procesión y fiesta popular ya que encontramos un gran grupo de gauchos en sus bellos trajes montando briosos corceles llevando caballos de relevo. Por muchos kilómetros encontramos todavía ciclistas acompañados de autos de suporte. En estas rectas que cortan un paisaje pantanoso donde novillos comen, con el agua hasta la mitad del cuerpo, plantas verdes que parecen berro, cigüeñas se alternan con patos no vimos nunca hombres en el campo. Atravesamos Corrientes, el gran puente sobre el río Paraguay (nuestro GPS marcaba 80 metros sobre el nivel del mar) y Resistencia, llegando a Sáenz Peña a las 6 de la tarde. Este pueblo nos fue descrito como “horrible” por unos conocidos, que nos advirtieron para tomar cuidado a la salida del pueblo ya que se equivocaron de camino y en vez de ir al noroeste fueron al sur por 100 Km. Preguntamos por hotel, vimos uno, no nos gustó así que nos fuimos al gran lujo 5 estrellas. No era mas caro que el otro y conservaba el esplendor roído de un pasado glorioso. Entretanto se le cayeron varias estrellas pero tenia un subterráneo donde guardar el auto, una piscina y aire condicionado. La piscina no era posible usar, estaba llena de barro porque hace tres días atrás llovió desde las 10 de la noche hasta las 7 de la mañana 240 mm !!! Por esto el garaje estaba medio barroso y mojado. Lo tuvieron que vaciar con bombas. Dimos una vuelta y entramos en un local de Internet para escribir las impresiones del viaje a nuestros pollitos. Al atardecer los restaurantes comenzaron a sacar mesitas y sillas a la calle preparando se para atender a sus clientes al frescor de las estrellas. Pedí una cerveza Quilmes y me trajeron una botella de litro!... que delicia. Cuando a las 11 de la noche nos fuimos acostar seguían llegando gente con niños y guagüitas. Despertamos a las 4 de la mañana con una tormenta eléctrica fenomenal, los rayos tejían redes en el cielo tan seguidos que ni oscurecía. Comenzó a llover, me acordé de la inundación hace 3 días atrás y volví a dormir.

4o día -Lunes
Hoy la meta es Salta, amaneció lloviendo poco. El desayuno estaba atrasado y el comedor paresia heladera de tan fuerte que estaba el aire acondicionado... brrrr. Partimos, al sur nubes oscuras y al norte alguna claridad. Estábamos al frente de una tormenta que aquí viajan de suroeste para noreste, con suerte y velocidad escaparíamos. Procuramos no equivocarnos de dirección mirando siempre al GPS para mantener la dirección a Salta, que está en el noroeste. Un poco antes de un cruce cayó un raio muy cerca de nosotros y no vimos, o no tenia letrero (lo que es común), seguí de largo y entré en una lluvia torrencial. Cuando miré el GPS percibí que estaba yendo al sur al encuentro de la tormenta. Volvimos al camino cierto y comenzamos a escapar de la tormenta, las nubes comenzaron a abrirse y comenzamos a entrar en lo que se llama la “pampa del infierno” también hoyos enormes se comenzaron a abrir en el asfalto y era raro encontrar otros vehículos. En parte el camino desaparecía en un mar de hoyos y me sentí muy a gusto manejando nuestro fiel 4X4. Por muchos kilómetros y horas el camino era infernal. Puede se decir que la pampa del infierno la atraviesa el camino del infierno. Del paisaje hay poco que contar, es muy pobre cubierto de matorrales. En un punto paramos para filmar una tortuga que atravesaba el camino y se nos llenó la camioneta de una nube de mosquitos. Entramos a la provincia de Salta y el camino volvió a ser excelente. Los matorrales llegaban casi hasta la pista y habían animales ahí !!! Manejé con un ojo tentando de penetrar los matorrales y el otro en el camino. Muchas veces tenia vacunos atropellados pudriéndose medio tirados en el camino. Que alivio cuando se abrió mas el paisaje, íbamos subiendo lentamente y comenzaron las primeras elevaciones de terreno, hicimos pic-nic. El paisaje variaba entre verde a polvoriento, hacia mucho calor. Entramos a Salta buscando la oficina de informaciones turísticas. Después de algunas vueltas la encontramos. Nos dieron un mapa y nos sugirieron hoteles y paseos. Encontramos uno simpático con piscina y estacionamiento. La piscina era una pileta de 3X4 en un patio interior, no se le veía el fondo, debería llegar a mis rodillas y el estacionamiento era a 50 metros pero con vigía “permanente”, dormía allí. Al frente teníamos el gran parque “Libertador San Martín” y la estación de un funicular que subía a un cerro. Subimos al cerro. El funicular eran cabinitas para 4 personas con vidrio para todos los lados. Subimos juntos con un profesor de una escuela en la frontera Boliviana que paseaba con sus niños y fue a buscar la máquina fotográfica que se les quedó. Nos contaba que sus niños estaban todos mareados con over-dosis de oxigeno debido a la poca altura de Salta 1200 mts, ellos vivían a 4000 metros. Pudimos apreciar la ciudad y sus alrededores de la altura. Estaba nublado y en partes llovía. De vuelta tomamos un taxi y nos fuimos al centro artesanal que quedaba al otro lado de la ciudad. Los taxis en Argentina son baratísimos así como la vida en general comparado con Brasil. El diesel es 30% mas barato y de buena cualidad (en Brasil hay que tener mucho cuidado, hay bandidos que le mezclan diluyente y otras cochinaditas). Casi nos convencen para comprar un tapiz de 2x1.5 metros bellísimo que venia de la frontera con Bolivia hecho de pelo de llama. Lo bajó 4 a 5 veces pero no sabíamos donde colgarlo, se quedó. Casi compro una cajita de madera de cactus pero también no sabia para que podría servirnos y la dejé, menos mal como van a ver. Así que compramos unas cucharas de palo de tres o cuatro maderas diferentes para servir ensalada. Ahora era tiempo de Internet y teléfono, nos metimos a uno de estos lugares que hay en todas partes. Cuando escribía mis relatos escuché los truenos, empezó llover a chuzos. Las calles se convirtieron en ríos y los taxis se hicieron humo... esperamos bastante y no pasó. Nos decidimos de correr 30 metros hasta un restaurante. Llegamos mojados y el restaurante parecía colador de tanta gotera. Era la primera lluvia del “invierno boliviano” que finalmente supimos que es entre diciembre hasta febrero, tiempo en que llueve. Me comí un excelente “bife de chorizo” acompañado de ensalada de tomates con cebollitas. Llovía...... a las 11 de la noche nos aburrimos de comer y esperar, pedimos sacos de basura grandes, de estos de 80 litros. A HE le hice hoyos para los brazos y cabeza y se lo vistió como un vestido. Al otro le metí todos los documentos cartera etc. Y nos fuimos caminando unas 7 cuadras en una lluvia helada con viento...! Llegué bien ensopado. Una ducha caliente y a la cama.

5o día Martes
Con la visión que nos permitía el hotel, amaneció nublado. Salimos un poco después de las 7 hrs. Buscando la salida a San Antonio de los Cobres ultimo punto antes de la frontera donde había diesel. Pasamos un poco bastante de incerteza buscando el camino. Las nubes quedaron atrás y finalmente medio escondido empezó un camino de tierra que mas bien parecía un sendero vecinal que ruta internacional por el paso de Sico. Comenzamos a subir y subir en este camino estrecho bordeando cerros y acantilados, hasta Chile eran 500 Km y estaban comenzando un poco difícil. Pero que maravilla, se abrió el valle y una excelente carretera comenzó que nos acompañó por lo menos unos 100 Km. Valles enormes, cactus gigantes, formaciones bizarras y el camino subía y subía. Por las informaciones de los mapas el paso estaba a 4000 metros pero cuando el GPS mostraba 4100 y subiendo comenzó a subir también mi preocupación. Aguantaríamos la altura? La PA no se nos apunaria? Subía como gato, en una de las paradas vi que echaba mucho humo negro en la partida, antes que el turbo comenzase a comprimir el aire enrarecido. Pero pasando los 2000 giros del motor, la potencia era casi la misma que en las llanuras plácidas que dejamos atrás. El cielo era de un azul increíble y la luminosidad tal que manejando solo con mucha dificultad se veían los instrumentos del panel. Observaba constantemente la temperatura del motor, pero éste estaba mas fresca que en el chaco. Comenzó una subida feroz de tierra, en 2ª estaba subiendo a más de 4500 metros. Llegamos al portezuelo mi GPS marcó 4592 metros (el cartel decía 4550), habíamos hecho la prueba de fuego. Salimos despacio para caminar un poco siempre nos observando para conocer nuestros limites sabiendo que talvez tendríamos que subir a más altura. Había un poco de vegetación con una visión esplendorosa. Me sentí un poco atontado y con las piernas tiesas. Seguramente por las muchas hora de manejar y no por la altura. Bastante seguido tuvimos que parar para hacer pipi, después supimos que es el efecto de la altura. Llegamos a las 11 de la mañana a San Antonio de los Cobres, buena hora. En la Internet había leído que los tour’s que atraviesan para Chile paran aquí para almorzar. Llenamos el estanque y continuamos rumbo al Paso de Sico. De nuevo un sendero duro, angosto y curvilíneo, hasta deja abierta la duda de si tomamos el camino cierto. Que gran ayuda es el GPS, siempre mostrando la dirección a seguir. Formaciones de montañas multicolores, vegetación de pasto coirón y un riachuelo con llamas pastando nos indicaron que estábamos en el altiplano, el GPS marcaba en vuelta de los 4000 metros. En todo el trayecto vimos a lo máximo 3 a 4 vehículos. El camino a veces estaba cubierto por un polvo blanco tan fino como talco que nos inundó la camioneta. Apareció el primer salar (Salar de Cauchari), llanuras enormes con bordes e islas blancas de salitre. En seguida bordeamos el Salar del Rincón, estábamos en la tierra de la nada, ninguna vegetación solo piedra y arena el camino era en parte un arenal, estuve a punto de colocar la tracción 4x4. Divisamos bien a lo lejos el pequeño puesto fronterizo argentino. Estaba tan lejos que parecía un espejismo. Tenían como containeres enormes con aire acondicionado. Un funcionario inspeccionó nuestros documentos y con otro hicimos aduana. Nos ofrecieron oxigeno por si necesitamos. Gentiles y atentos. Nuevas subidas a mas de 4500 metros y pasamos la frontera en un altiplano con grandes placas indicando que aquí terminaba la república Argentina y otras mayores informándonos que estábamos en Chile. Demoramos bastante hasta llegar al puesto fronterizo de los carabineros. Era pobre comparado con los argentinos, sin aire acondicionado y un esqueleto de refugio quemado al lado. Imagen penca de quien viene llegando. Hicimos el control de frontera, no nos exigieron seguro, el cual yo no tenia, solo estaban muy interesados de saber de productos alimenticios no permitidos. Nos hicieron pararnos encima de una esponja con desinfectante y regaron nuestros neumáticos con un líquido indefinido medio amarillento. Les entregamos un pedacito de salami, queso y 2 tomates que nos sobraron. Lo iban a “destruir”. Partimos repechando más una subida interminable. Llegamos a la laguna Tuyahi de un verde turquesa claro al centro hasta blanco en la orilla rodeada de desierto con curvas suaves y conos volcánicos de diversos colores, me pareció ver flamingos a lo lejos. A esta hora ya estaba medio cansado pero teníamos que llegar de día a San Pedro de Atacama. Finalmente se abrió la vista y vimos a lo lejos el flamear blanco del enorme salar de Atacama. En el medio de nada de repente aparecieron varias Vicuñas, hermosas criaturas parientes de las llamas que no se dejan domesticar y casi fueron extintas por cazadores debido a su piel extremadamente cotizada por su suavidad. Comenzó el descenso, en 12 minutos bajamos de más de 4000 a 3500 metros y el paisaje era cada vez más desértico. Piedra y arena, sin vegetación. El cono del volcán Láscar se eleva negro y imponente contra el cielo tan azul. Que enorme es el Licancabur que a pesar de su altura (casi 6000 metros) no tiene nada de nieve en esta época. Finalmente asfalto, estábamos a 110 Km de nuestro destino. A las 7 de la tarde llegamos a aduanas. Habían 2 vehículos con todos sus bultos desparramados en tierra! Será que va ser así? Entramos, 3 extranjeros que resultaron ser Belgas estaban apretándose en una oficinita donde había una beldad con uñas pintarrajeadas con un chaleco que la identificaba como de aduanas y otro sujeto escribiendo algo en un computador. Me dirigí a la beldad, que no estaba haciendo nada, con mis documentos en la mano y mi mejor sonrisa cautivante en los labios preguntando que debía hacer para ingresar al país con mi vehículo. La beldad me observó con desprecio y me dijo que estaban ocupados y que esperara mi turno. Muy bien, me retiré al fondo ( 0.5 metros) y observé lo que estaba aconteciendo. Resulta que los pobres belgas habían ingresado mercaduría ilegal y los aduaneros estaban escribiendo un “Acto de incaución” (creo que era esto o algo parecido). La mercaduría ilegal eran 2 cajitas y un vaso de madera de cactus, del mismo que casi compré en Salta. Ahí supimos que esta planta está bajo protección y su ingreso prohibido. Los belgas hacían sus comentarios en francés lo que le cayó pésimo al aduanero advirtiéndoles que no aceptaban insultos supuestos ya que no entendían francés, los belgas también no entendieron nada. Parecía una escena de Kafka. Yo me quedé callado, HE estaba más atrás y conversó un poco con los belgas. Una vez que consiguieron arrancar el documento de una impresora que imprimió primero errado, les tocó firmar el “acto de incaución” a una belga. Esta no quería firmar porque le pusieron los 3 objetos delictuosos a su nombre. Después de una conferencia belga chilena la mujer aceptó de asumir el crimen en su nombre. Desaparecieron y la beldad también. Ahora era mi turno y el funcionario del computador me atendió muy amable. Llenó un papel de importación provisoria que tentó de registrar en la Internet. Tuve que esperar varias tentativas desligando y ligando el computador, no funcionó! Finalmente sacó un papel con números de emergencia de donde me traspasó uno. No quiso ni ver mi auto, diferente a los argentinos que verificaron conscientemente que el numero de chasis estaba correcto y verificando los números gravados en los vidrios. Que desilusión con nuestras autoridades. Para terminar el cuento de la madera de cactus, imaginen los comentarios de los belgas que encontraron de monte de objetos de este material en los boliches de artesanía en San Pedro. Que vergüenza! Después me contaron que es la misma historia del alerce, solo pueden aprovechar la madera de árboles caídos, aquí serán cactus caídos! Imaginen si me pillan la caja de alerce que tenia en la camioneta! Entramos a San Pedro, a primera vista un pueblo infecto gris de construcciones bajas de adobe sin ninguna gracia. Pregunté un taxista donde podía encontrar un hotel y me dijo algo que mal entendí, pero HE entendió y luego después de dar unas vueltas encontramos un simpático Hostal detrás de muros “típico” de adobe gris y feo. Todo aquí está escondido detrás de esta fealdad extrema, HE no está bien de acuerdo conmigo. Caminamos por ahí ya de noche, encontramos la iglesia abierta. Que bella es! Tan simples y linda con una iluminación muy bien equilibrada. El techo está hecho con madera de cactus! Como lo harán reparar! Como siempre nos encaminamos a un lugar de Internet, éste parecía una caverna y era también agencia de turismo. Aquí deben haber tantas agencias como restaurantes y no son pocos. Desde la Cyber-caverna envié un corto informe y señal de vida a nuestros pollitos. Comimos en una de las cavernas con una fogata en el centro y luego fuimos a dormir, durmiendo como piedra.

6o dia Miercoles
Nos despertaron a las 3:50, a las 4:00 salía nuestro tour al Tatio. Apenas pude escobillar mis dientes, desenchufar la filmadora y maquina fotográfica de los cargadores y partimos para ver los famosos Géiseres. Aquí sentimos la falta de una pequeña mochila. Teníamos que llevar nuestros documentos y dinero, dedos largos hay en todas partes. Entretanto que yo escribía mi e-mail el día anterior HE compró guantes para sí. Creía que yo tenia pero no era así. Cuando llegamos amaneciendo al Tatio casi se me cayeron los dedos al sujetar la máquina fotográfica. El espectáculo era fantástico parecía que estábamos en la cocina de San Pedro, vapor saliendo de todos los lados con el cielo aclarando rápidamente pasando de celeste para azul oscuro. Que contrastes con las columnas de vapor. Por todos los lados hacia blub..blub y el olor no era muy celestial más parecía la antesala del diablo con olor a azufre. El agua cargada de salitre depositaba la sal y calcio formando chimeneas que escupían vapor y agua hirviendo. A las 7 nos sirvieron desayuno con la leche calentada en uno de los blub..blub hirvientes. Que espectáculo. Había mucha gente, pero al contrario de lo que pensé inicialmente, el complejo es tan grande que no molesta. Se perdían entremedio de las columnas y cortinas de vapor que aumentaban y diminuían en periodos no definidos. Algunas columnas alcanzaban bien 30 a 40 metros. Este fenómeno se puede apreciar bien al amanecer, cuando el aire está muy frío, condensando el vapor de agua. A medida que avanza el dia el vapor no más condensa a 4000 metros y el espectáculo desaparece sobrando el blub..blub y las columnitas de agua caliente que escupen los hornitos. El vapor no es más visible una vez que calienta el sol. Seguimos al extremo opuesto donde represaron un flujo de agua para formar una piscina termal. Aquí las gringas, harto buenonas algunas, se empelotaban debajo de unas toallas no muy grandes, bajo las miradas y comentarios picantes de los chóferes de los microbuses, tirandose al agua. A nosotros no nos dijeron nada de la piscina y no trajimos traje de baño así que solo me quedé con el espectáculo. Cerca había un Geiser que nos advirtieron mucho de su peligro, lo chamaban el Franco-Hispano-Chileno, ahí se cayeron por imprudentes un francés un español y ahora ultimo un chileno. Murieron cocinado. Después que las gringas se cambiaren de ropa debajo de las toallitas seguimos de viaje. El chofe, que era guía a la vez, nos empezó a explicar la fauna y flora. Encontramos grupos de vicuñas, un par de viscachas a lo lejos, gansos , taguas y bien lejos flamingos rosados. Esto teniendo como fondo los conos negros de volcanes enormes, uno de ellos activo y con pequeñas fumarolas (volcán Putana). Paramos en un caserío llamado Machuca, tenia una iglesita que parecía de muñecas cubierta por paja amarilla sujeta con barro colorado en la cumbre y los lados. Ofrecían bebidas y tesitos, tomamos té de coca, tiene gusto a paja de pasto y si tiene algún efecto no sentimos nada. El gran negocio eran anticuchos de carne de lama que según el guía tenían 0 de colesterol. Los turistas los devoraron casi crudos. Yo quise probar uno pero bien cocido. No conseguí, nunca ninguno llego a estar bien cocido, siempre aparecía un hevón que arrebataba el pincho que le había puesto el ojo. Claro que no me quedé cuidándolo. Al medio día llegamos a San Pedro, hicimos un pic-nic en una pérgola del Hostal y descansamos un poco haciendo nuevos planes. Teníamos para ver el Salar de Atacama con su reserva de flamingos rosados, el Valle de la Luna y unas lagunas que no sabíamos bien donde quedaban. Hoy ya se que son las lagunas Miscanti y quedaban bien cerquita donde pasamos al bajar del paso de Sico, nos perdimos este paseo. Así que decidimos ver el salar con sus flamingos y al atardecer el Valle de la Luna. Por el camino que habíamos hecho al llegar a San Pedro fuimos por asfalto hasta el pueblo de Toconao donde un camino pavimentado con sal que parecía asfalto (no levanta polvo) nos condujo al gran salar de Atacama. Comenzamos a entrar en él cercado de formaciones puntudas irregulares medias sucias de unos 50 cm de altura cercadas de afloraciones blancas de salitre. Llegamos a la estación del guardián, laguna Chaxa, donde pagamos entrada y seguimos a pie. Aquí, entre este mar de salitre, se abren lagunas que son el hábitat de los flamingos. Caminamos en senderos de salitre, es como caminar en nieve, cruje igual, pero no es resbaladizo. Encontré una lagartija y ahí percibimos que habían mosquitos minúsculos. Fotografiamos y filmamos bastante. Era hora de volver para ver el crepúsculo en el Valle de la Luna. Pasamos de nuevo por San Pedro y tomamos la ruta a Calama de donde se bifurca el camino para el Valle de la Luna. Camino duro lleno de calamina la PA se sacudió mucho. Llegamos, y nuevamente hay que pagar para ver el espectáculo. Siempre hay algún crápula que bajo el pretexto de la conservación, cosecha sin hacer nada. Pague mi entradita ( 1500 por persona) y al volver a la PA ésta solo decía click... no partía. Con la calamina la batería, que no era muy nueva que digamos, expiró definitivamente. No tenia fuerza para nada. Un buen ciudadano me convidó fuerza de su batería a través de un cable que traigo conmigo, la PA partió. Le regalé las entradas al buen hombre y volví a San Pedro a buscar batería. Solo en Calama, era la respuesta. Así que me perdí el Valle de la Luna. Esta noche comí un excelente gran pedazo de lomo a punto, preocupado como la PA, preguntándome como se comportaría en el frío de la mañana para partir empujándola.

7o dia Jueves
Esta vez nos levantamos mas tarde ya que en Calama los negocios solo abren después de las 9. Tomamos un desayuno medio escuálido pagamos nuestras cuentas y busque al mozo del hotel para empujar la PA. Le havia dicho la tarde anterior que necesitaría ayuda a la mañana siguiente y además el día anterior le pedí que me buscara alguien para lavar la PA, se hizo el leso. Cuando lo encontré ya me vino diciendo que el no empujaba y porque no le havia dicho al nochero etc.. me quede de una pieza con la amabilidad del sujeto, indio oriundo del lugar, hablando malamente castellano. Así que le dije “muchas gracias por la gentileza y por lo demás vayas se a la cresta que no necesito sujetos como usted” me di media vuelta, con ojos de odio clavados en mi espalda refunfuñando maldiciones seguramente. Así que junte las sirvientes y la dueña del lugar mas HE que como mujeres acostumbradas a trabajar me empujaran la PA que llegó a volar y partió echando grandes borbotones de humo negro. Una hora después estaba en Calama buscando un negocio de baterías. Preguntando a un taxista me indicó una Copec y de ahí un negocio. Compré la batería, leí el diario local con sus copuchas, entre que la batería nueva tomaba carga. HE salió a buscar infructuosamente mapas, solo teníamos copias de la Internet y uno argentino, y finalmente partimos a las 11 rumbo a Copiapó. Como curiosidad, en Chile no hay como comprar mapas en el camino, parece que no existe demanda para este producto en las carreteras. Mapa se compra en las librerías en Santiago. Mejor es imprimir los mapas del “turistel” que tiene un site en la Internet. Teníamos un largo largo viaje por el desierto. Que lugar tan inhóspito, dicen que el desierto tiene su encanto, tal vez mi percepción esta atrofiada, no le encontré nada de encantador. Estábamos con hambre y sin pic-nic así que decidimos entrar a Antofagasta, curiosamente la doble pista es en la bajada y no para subir, debe ser por la prisa en salir del desierto y llegar a la ciudad. Bien feíta la entrada norte, finalmente la costanera es bonita, vimos un Moll y decidimos probar suerte para encontrar comida. Por desgracia encontramos un McDonalds donde comimos unos Sándwiches que casi nos voltean. Curioso como las casas escalan la ladera de los cerros del desierto y terminan abruptamente contra los peladeros. Seguimos por la costanera hasta la salida sur y de nuevo desierto... desierto. En Chañeral el camino va acompañando la costa, poca vegetación, rocas y arena, mar, pocas playas. Son 90 Km de camino costero, agradable sorpresa, el mar estaba muy tranquilo, casi no tenia olas. Mi GPS me dice con precisión la hora del crepúsculo y así conseguí llegar a Copiapó justo al bajar el sol. Ciudad sorprendente, linda plaza, me gustó mucho. Un buen hotel con estacionamiento, buena cama y gente atenta. Encontramos una espelunca de Internet con computadores que no sabían lo que es acento, pero como era tarde, cualquier cosa servia. Comimos en el “Bavaria” yo me deleite con una tajada grande de jamón especialmente preparada. HE pidió una escalopa a la milanesa que estaba achicharrada y seca, le trajeron una pechuguita de pollo de consuelo.

8o dia Viernes
Partimos tempranito, nos habían dejado el desayuno en la pieza. Un termo con agua caliente vasos grandes de leche, pan, mantequilla, dulce etc... Debo contar todavía que nuestra pieza no era solo una pieza. Teníamos una antesala, salita de estar, dormitorio muy amplio, televisor excelente y una gran sala de baño. Esto al mismo precio que lo que pagamos por noche en el modesto Hostal en San Pedro donde en medio del desierto el agua no dejaba de corren en la taza del baño. Mientras tanto ya se me pasó el malestar del MacDonalds Antofagastino y comenzaba a soñar con unas machitas a la parmegiana, loquitos mmmm... Próximo objetivo era entonces almorzar en Los Vilos. En nuestro mapa argentino aparecía una ciudad llamada Los Tilos, resultó ser la misma. Poco hay para ver desde la carretera en estos lugares, pasamos volando por Vallenar. En La Serena comenzó la doble vía, sin ella el camino seria tortuoso para adelantar en tantas curvas, subidas y bajadas. Llegamos babeando de hambre a Los Vilos, seguí la costanera hasta el fin donde tenia una caleta de pescadores y un restaurante llamado Playa de las Conchas. Estaban llegando botes que eran remolcados por una rampa de concreto. Traían algunos locos y caracoles. En el restaurante comimos locos (no tenían machas) y un caldillo de congrio, todo estaba delicioso. Nuestro próxima meta era Santiago, dormir en casa de “Chilo”, hermano de HE, desempolvar la PA, saludar a Bibi (mamá de HE) y seguir al sur. Llegamos a buena hora, no conocía el camino, no encontré a la primera tentativa la parcela Las Rosas. Recepción calurosa, paseo por la quinta, deliciosos damascos y nísperos en los árboles. Salimos a comer a un restaurante simpático en las cercanías. Nos acostamos medio muertos cerca de la media noche.

9o dia Sábado
Decidí que tenia varias horas para limpiar la PA y nuestra meta era alcanzar una región cerca de Curacautin que no conocíamos, así que me pasé de roto y no acompañé a HE para saludar a Bibi. Partimos a las 12:30, por caminos laterales entupidos llegamos a la carretera. En esta nueva via le sacaron todo el comercio ambulante y las ciudades son circundadas, pagase peaje (casi tanto se gasta en peaje como en combustible) y avanzamos muy rápido. Sentí cierta nostalgia por las gallinas, perros, borrachos, caballos, carretas, frutas, restaurantes y demás puntos cargados de recuerdos del pasado de la antigua “Panamericana”, estéril autopista sin folklore. Pasamos por El Salto del Laja sin verlo! Finalmente abandonamos en Victoria este monumento al progreso internándonos camino a Curacautin. Que bello es el sur, camino circundado de árboles y praderas floridas. Vamos nos aproximando cada vez más a la cordillera. Aparece el Llaima, volcán activo de dos cráteres con 3125 metros de altura. Pasamos Curacautin y seguimos hasta Malacahuello parando en una Hostería llamada Suizandina. Bien atendida pero yo que busco más el Chile-Típico con sus imperfecciones no disfruté mucho dela “Suiza”. La sopa de col, pan queques rellenos, camas con excelentes colchones con plumón de plumas de ganso sí eran deliciosos.

10o dia Domingo
Tomamos un buen desayuno con buffet donde tenia un cartelito que decía en alemán (traduzco) “Este buffet está destinado para su desayuno, no está destinado para servir de almuerzo. Pida las provisiones para su paseo en la cocina”. HE escribió algunas palabras simpáticas en el libro de visitas, enviamos 2 cartones postales a mi papá (aquí tenían hasta estampillas!), nos informamos sobre termas en las cercanías y seguimos un poco más cordillera adentro. Tenia mucho lupino floreciendo, un bello 1er plano para sacarle bellas fotos al volcán Lonquimay. Éste volcán tuvo una violenta erupción, justo cuando estábamos paseando en el sur. Nuestro primo Abin se llevó un gran susto, volvía a Santiago en avión, después de recorrer con nosotros la entonces recién construida Carretera Austral, el piloto havia recibido un pedido de pasar encima del cráter para verificar la sospecha de una inminente erupción. Cuando se estaba aproximando, éste entró en erupción, y el piloto acelerando su avión al máximo escapó de la nube de cenizas que venia a su encuentro, era el 25 de diciembre de 1988. Nos decidimos por las termas de Manzanar más antiguas y a cielo abierto, el día estaba maravilloso con una brisa bien helada. Nos hicieron una buena rebaja, entramos a una piscina oval al lado de un río heladísimo y una pileta pequeña donde el agua estaba tan caliente que tenían que agregar agua fría. Fue una delicia. Volvimos hasta Curacautin y tomamos el camino hacia la laguna de Conguillio, camino de ripio duro pero que compensa por la belleza del pasaje detrás del volcán Llaima. El Llaima crecía a nuestra frente y las paredes de lava contaban en silencio del pasado no muy lejano violento y destructor. El camino subía y las primeras araucarias se asomaron en los bosques circundantes. Que lindos árboles con sus brazos verdes tentando alcanzar el cielo tan azul, azul. En parte el camino está como esculpido en el bosque y es divertido su recorrido curvilíneo estrecho. Una lagunita idílica con taguitas pastando algas entre palos blancos secos emergiendo del agua, circundada por bosque de coigue salpicado de araucarias. Llegamos a la laguna de Conguillio, es un laguito que por el lado noreste esta circundado por una cordillera nevada ( llamase “Cordillera Nevada”) y al suroeste por el Llaima, tiene amplias playas de arena volcánica gris y lindos lugares de camping debajo de coigues frondosos. Seguimos bordeando el Llaima, en amplios arenales crecen lindas araucarias con sus troncos de cáscara gruesa y enverrugada, en parte cubierta de barbas del monte. Llegamos a la laguna verde, el año 1982 pasamos una vez por aquí y era abierta de un azul profundo y transparente, circundada por el lado del volcán por una enorme pared negra y amenazadora de lava congelada en su avanzar. En el fondo yacían troncos de árboles enormes que por la claridad del agua revelaban cada detalle. El reflejo del bosque circundante era tan perfecto que arriba y abajo se confundían en las fotografías. Esta imagen del pasado que queríamos revivir no existe más. Los árboles crecieron y taparon la visión, una estrecha entrada permite espiar un poquito de esta maravilla que la tenemos gravada en nuestra memoria. Seguimos buscando un lugar de hacer pic-nic en la inmensidad de los campos de lava. Encontramos un ciprés encorvado por las dificultades de sostenerse agarrado en la ceniza volcánicas. En su sombrita, que no era mucha, HE preparó unos ricos sándwiches, abrimos el ultimo tarrito de atún y tomamos agua mineral con gas, comprado en Curacautin. En Melipeuco mientras HE revolvía un boliche de artesanía yo tentaba de enviar un e-mail a nuestro pollito en Brasil. No conseguí, al computador le faltaba memoria y simplemente era tan lento que desistí. Le ayudé al hombre a determinar que tenia que hacer para convertir esta tortuga en veloz liebre. Poco después el camino ya es asfaltado y seguimos a Cunco y de ahí al Fundo Sta Ángela de mi cuñado, agricultor de suceso y de gran corazón , arrendador de las tierras vecinas. Una fiestita del primer cumpleaños del nietito estaba aconteciendo y conocimos su nueva casa con su bellísima posición y arquitectura. Nos llenó de atenciones y al partir nos abasteció con pato, cordero, huevos y diesel para la PA. Nos emocionamos al partir de tanto cariño.

11o día Lunes, fin de la primera etapa
Partimos de Sta Ángela a las 9:30 con el objetivo de almorzar donde nuestra Sobrina en Pto Varas. En Padre Las Casas tomamos la Súper Carretera, devoradora de kilómetros y un poco después de la una de la tarde estábamos en el portón de su casa con una jauría de perros nos queriendo devora. Mi hermana y sobrina nos salvaron. Copuchamos y almorzamos luego HE partió a hacer compras para nuestra estadía en Puntiagudo, yo dormí una fenomenal siesta. Un poco antes de las 6 de la tarde partimos rumbo a Petrohué. El volcán Osorno estaba despejado y hermoso con su largo manto blanco, su hermanito tempestuoso Calbuco, no se dejó ver. Llegamos al lago Todos los Santos, la lancha ya nos esperaba. Organicé estacionamiento para la PA en el hotel y nos fuimos con una leve brisa en el lago. Por radio el capitán avisó nuestra partida y cuando llegamos el comité de recepción estaba completo en el muelle, cariñosa recepción y coctail con pisco-sour diet (especial para DA) cerraron la primera etapa de nuestra aventura.

Puntiagudo
Las tres semanas siguientes disfrutamos en nuestro paraíso incrustado en el corazón del parque nacional Vicente Pérez Rosales, lejos de todo y una eventual posibilidad de nos comunicar por un teléfono que tenia voluntad própia de funcionar dependiendo de factores que no conseguíamos cuantificar. Diversas tentativas de correlacionar lluvia, sol, viento o horarios no coincidían, en la hora que pensábamos “ahora si ...” y disecábamos 9 para agarrar línea, escuchábamos nada, tuuut.. tuuut.. tuuut o del otro lado “haló, haló, halooo-o!” no nos entendían. Se inició un período de pesca, pasear por el bosque, subir al cerro “Sin Nombre”, copuchando con los compadres Hermann y Yolita, siempre acompañados de nuestros nietitos adorables. Que adrenalina para un abuelo salir de pesca con tres pulgas saltando en un botecito, los salmones picando, y cada uno queriendo le dar el golpe de gracia al pescado que está saltando entre los pies descalzos y la boca llena de anzuelos. Un para de excursiones a Pto. Varas fueron un horror de correrio interrumpido por comilonas de mariscos en el “Club Alemán” donde éramos saludados efusivamente por nuestros viejos conocidos de siempre. Era como sacudir el polvo de la quietud y contemplación de Puntiagudo (quien escuchó el grito melancólico de la Huala en un atardecer con el sol lentamente bajando detrás del Osorno y la caña de pesca flojamente descansando en las manos, entenderá) y sé tirar en el torbellino de horarios, compras, autos agresivos y gente por todos los lados!!! Pto. Varas dejó de ser el pueblito tranquilo y dormido de antes, hoy es una pequeña ciudad llena de semáforos y agitación. Desaparecieron hasta los atorrantes y nadie me pidió una limosna o se ofreció para limpiarme los zapatos. Para que hablar de Pto. Montt, mejor me quedo en São Paulo. Debo agregar todavía que el plato de erizos con cilantro, cebollitas picadas y jugo de limón seguido de un plato con choros maltones a la parmeguiana en “La Olla”, fueron el máximo de mis orgías gastronómicas. Navidad comienza para mi con el cumpleaños de Vani el 23, es el recuerdo de un tan lindo regalo de navidad recibido hace 35 años. Comenzó la búsqueda del arbolito, vi uno aquí... hay otro mas bonito allá... Encontramos uno junto al río Puntiagudo, me dio harta pena cortarlo para satisfacer la larga tradición navideña europea. Quedó lindo en nuestro “livingcito”. Laura y Arthur lo decoraban cantando canciones navideñas aprendidas en la escuela interrumpido por gritos y correrios para evitar que Richard robe los Viejitos Pasqueros de chocolate. En la Capilla donde nos casamos ( y donde Vani siguió nuestro ejemplo constituyendo ya casi una tradición) HE con los nietitos decoró y montó un pesebre con figuras, pastitos y musgos tan integrado a nuestro entorno idílico. En el atardecer del día 24 subimos a la Capilla, encendimos las velas de cera de abeja en el altar y Martín relató para los niños el Cuento de Navidad entre los gritos de Richard que insistía para tocar la campana, su único interés. Después de satisfechito el deseo de Richard, Laura y Arthur, por iniciativa propia, se adelantaron al altar, tomados de la mano y mirándose uno al otro iniciaron una serie de cantos navideños, primero en alemán siguiendo en portugués. Fue el máximo para nosotros, se me hinchió el corazón de tanta emoción. Volvimos para la casa y allá havia pasado el Viejito Pascuero, lo divisamos todavía subiendo la cuesta, nos hizo un gesto de saludos y desapareció en el bosque. Dejó el arbolito lleno de regalos, hasta se le cayeron algunos en el pasto al frente de la casa, tan lleno traía su enorme saco. Las velas ascendidas, un CD con canciones navideñas y comenzó el abrir de tesoros, linda nuestra fiestita. Siguió un Champagne para los viejos en la terraza, con el Volcán Tronador mostrándose intensamente dorado a la luz del crepúsculo. La cena estaba constituida por una ensalada de salmón pescado y ahumado por mi seguido de un risoto de callampas secas, preparado por Vani, acompañado de vinito del mejor guardado hace años en mi “bodega de vinos” (una caja de cartón sellada con “silvertape”). El día siguiente era mi cumpleaños, temprano en la mañana los nietitos me trajeron café a la cama saludando cariñosamente a su “Tata”. El día anterior, con la ayuda de “Chota”, conseguí finalmente hacer funcionar la Tortolita, linda lanchita de madera de alerce que es mi mascota. Con el lago como espejo volábamos sobre las aguas dando vueltas y vueltas. Llegó el día de iniciar una cabalgata de 3 días de Ralún a Río Blanco organizado por “Chilo”, llovía. Martín y yo íbamos participar. Ya unos días antes comenzamos a nos preparar saliendo a caballo, probando las monturas y juntando lo indispensable para llevar. Mis botas de montar encogieran o mis pies deformaran, era imposible de aguantarlos por más de media hora. Con esto ya no podía enfrentar lluvia y desistí de ir. Que pena, mis pensamientos vagaron para una cabalgata que hice hace más de 40 años atrás, vestido con largas botas debajo de un poncho “Manta Castilla” con un sombrero de huaso negro montando un fuerte caballo en una lluvia fina y constante por valles cordilleranos en la zona de Chillán. Todavía siento la emoción y adrenalina recorriendo mi espalda al bajar laderas con el caballo equilibrándose con los pies bien juntitos y dejando caer las patas en el próximo hoyo mas adelante. Fue el máximo, yo silbaba canciones inexistentes mientras mi compañero refunfuñaba, hablando algo así como “que mierda de tiempo”. Martín partió vistiendo mi viejo sombrero de fieltro y volvió maravillado de lo que es una cabalgata cordillerana en la lluvia, les llovió los tres días por parajes increíbles y travesías de ríos hasta la montura. Solo que no tenia compañero que refunfuñaba. La noche de año nuevo la pasamos comiendo y tomando mis ultimas botellitas de “Carmen Insigne”. El día siguiente Carlos preparó, en su fantástico asador, un Cordero y Chanchito que acompañado de buen vinito, papitas, ensaladas y evidentemente antecedido de mucho “picosauer” nos dejó lona. Mas tarde reunimos todavía fuerzas para saludar los Adam en el Coigue, el viento sur hacia bailar la lanchita salpicándonos con agüita fresca. El día 2 era cumpleaños de “Chilo”, partimos en patota a la “Chamuscada” con una gran torta de merengue con frambuesas recogidas detrás de nuestra casita por HE de madrugada. Desgracia para mí ver a todos comiendo esta delicia y yo chapándome los dedos sin poder comer por su alto contenido de azúcar. Volvimos a casa y desenvolvimos una febril actividad de “cierre de casa y guarda de botes” ya que al día síguete terminaba nuestra estadía en Puntiagudo retornando a viajar con nuestra fiel PA abandonada en Petrohué.

2ª Etapa – 1er día - Lunes
Partimos de Puntiagudo todos juntos en una lancha enorme que nos vino a buscar de Petrohué. El comité de despedida integrado por Carlos y Cristina rítmicamente balanceaban los brazos en señal de despedida en el muelle, que rápidamente desaparecía detrás de las totoras. Nostalgia por dejar atrás lindos momentos vividos y que rápidamente eran desplazados por el intenso concentrar de los pensamientos hacia las nuevas aventuras a emprender. Originalmente pensamos seguir más al sur, visitar mi prima Carin en el parque Pumalin, entrar a Argentina en Futaleufú visitando Esquel y El Bolsón. Desistimos, mucho tiempo habíamos dispensado en Puntiagudo, pero el Año Nuevo no podíamos dejar de celebrar en el lago. Planeamos entonces de pasar la noche con Verena mi hermana que vive en Pto. Montt, HE necesitaba hacer compritas en “Casa y Ideas”, negocio que ejerce una atracción fatal a todos los miembros femeninos de mi familia. Yo me quedé en casa de Verena leyendo, con vista a la bahía del Golfo de Reloncaví, “Aventuras e descobertas de Darwin a bordo do Beagle”, como habla mal este hombre de los Argentinos! y especialmente de Buenos Aires y sus habitantes. Al final de la tarde se nos juntó Carolita y fuimos a darnos un patache al “Pasos” en Pelluco. Ya no es el mismo de antes. Demorado.... casi no tenían marisco... decepcionante y caro.

2ª Etapa – 2º día – Martes
El día amaneció bonito, tomamos desayuno tarde y con calma. Nuestro objetivo era estar de noche en el hotel de las termas del Manzanar, para el día siguiente continuar por Lonquimay hasta Neuquen en Argentina. Tomamos la supercarretera en Pto. Montt hasta Los Lagos. Ahí nos desviamos por un camino asfaltado en regular estado en dirección a Panguipulli. Un par de años atrás fuimos por aquí al Lago Riñihue para visitar nuestro gran amigo Erni que esta vez ingratamente no contactamos. Adoro viajar por la campiña sureña. Verifiqué el bienestar de PA en Panguipulli, HE compró agua mineral y duraznitos, seguimos en dirección a Coñaripe. Luego el camino dejó de ser asfaltado y continuamos con algunos desvíos en ripio estrecho hasta el encuentro con el camino internacional que va a Junin de los Andes. El Volcán Villarrica ahí esta bien cerca y echaba un poquito de humo. Continuamos a Lican Ray bordeando el lago Calafquen. En Lican Ray compramos un poco de pan (“ayuyitas”!!) y empanadas de horno para hacer nuestro picnic. Ya era bien pasado de medio día y teníamos un hambre de lobo. De ahí el camino nos llevó a Villarrica, ciudad agitada, un pub al lado de otro, nada que ver con nuestros recuerdos. Dimos una vuelta hasta la costanera para echarle un vistazo al lago Villarrica y seguimos a Pitrufquen. En Pitrufquen tomamos la supercarretera, volando hasta Lautaro y admirando como los Mapuches consiguieron aislamiento acústico de vidrio, para sus casas, donde pasa la autopista. El camino de Lautaro a Curacautin es mucho menos atractivo que el de Victoria a Curacautin. Este ultimo es una belleza de campos y flores. Dejamos atrás Curacautin llegando cerca de las 6 a las Termas del Manzanar. Una opción era subir a las termas de Tolhuaca pero el camino es de tierra (lo que no nos asusta) y calculamos que nos atrasaría mucho para llegar a Neuquen el día siguiente. Sabia decisión, realmente nos habría faltado tiempo para conocer aquello que vimos después. Las termas estaban deliciosas pasamos horas en el agua... En la noche no pude evitar pedir un lomo a punto con ensalada a la chilena. El lomo estaba espectacular debería tener un medio kilo y la ensalada era una bandeja llena! Me lo comí todo y dormí pésimo.

2ª Etapa – 3er día – Miercoles
Comenzamos nuestro ultimo día en Chile, el cielo lloraba y el viento soplaba de norte. Emprendimos el viaje en dirección a Lonquimay. Pueblo situado ya geográficamente mas allá de la alta cordillera, pero perteneciente a Chile debido que allá nace el Bio-Bio y la división de las aguas constituye el limite con Argentina. La separa una cordillera que la perforaron con un túnel que dicen tener 4 kilómetros bien estrecho. Estaba cerrado y el camino estaba desviado por la cuesta “Las Raíces”. Empezamos a subir por un camino de tierra excelente en una lluvia fina con nubes bajas, las primeras araucarias aparecían. Vimos un letrerito que indicaba para unas canchas de esquí, curioso como somos nos desviamos para ver lo que allá había. Subimos inicialmente por un bosque de coigue que a cada vuelta del camino se convertía mas y mas en un bosque de araucarias de todos los tamaños. Antes de pasar los limites de la vegetación vimos un letrero indicando que allí había un hotel. Seguimos a los arenales de origen volcánico. El cono del Lonquimay debería estar bien cerca, solo veíamos flash’es de nieve y cerro entre las brumas. El viento era heladísimo y soplaba fuerte. Subimos bastante todavía por lo que debe ser las canchas. No vimos andariveles, deben ser removibles y de arrastre. El paisaje ahí debería ser soberbio que pena que el tiempo estaba tan cerrado. Volvimos para ver el hotel, estaba entre las ultimas araucarias, pequeño, preciso. Un hombre nos atendió y mostró el hotel. De ahí se puede hacer excursiones a pie o a caballo que deberán ser bellísimas. En otra ocasión deberíamos planear una cabalgata ahí. Volvimos al camino principal que se contornaba por bosques donde la nieve de invierno se encargó de mantenerlo abierto sin matorrales. Comenzamos el descenso y el paisaje cambió abruptamente notándose el pasaje para climas patagónicos más secos, estábamos en lo que se llama “Alto Bio-Bio”. Bajamos por el camino excelente de tierra hasta el pueblo de Lonquimay donde la plaza es elíptica, sobre ella se abre la calle Bernardo O’Higgins que a ambos lados tiene el mismo nombre, cosa extraña, pero no debe generar confusión, un lado tiene números pares y la otra impares, por el lado de la plaza de cualquier modo no hay casas. Los letreros de las calles tiene coronitas de ramas de araucarias (sintéticas). Continuando por un camino asfaltado que acompaña al curso del Bio-Bio que estaba algunas veces invadido por grandes manadas de chivos que aparentemente descansaban en él. Llegamos al puesto fronterizo después de un ómnibus y tuvimos que hacer fila. Pero un amable funcionario se dio cuenta que viajábamos en auto y nos sacó de la fila atendiéndonos prontamente. Atravesamos la frontera y el camino que debería estar todo pavimentado desapareció en la tierra. Más abajo reapareció en buenas condiciones. Llovía muy helado con mucho viento. Hicimos la aduana Argentina y la aduanera solo dio una mirada rápida dentro de la Camioneta y salió corriendo de frío, la seguimos y preguntamos “nos podemos ir?” respondió tiritando “váyase, váyase”, así que nos fuimos... El paisaje se transformó en aquellos parajes desérticos de la patagonia con instalaciones de extracción de gas y petróleo en el medio de la nada. El trafico aumento de nada para un camión o camioneta en el horizonte. No mas llovía y el viento fuertísimo se transformó en sur. Nada me hacia recordar el Neuquen de 23 años atrás. Hoy es una región floreciente impulsado por el petróleo y gas natural. Me parece que la agricultura del valle del Río Negro se quedó atrás. Buscamos una oficina de turismo donde nos dieron un mapa y indicaron lo posición de los hoteles con sus categorías, museos y artesanía. Hotel encontramos pero artesanía y museo no es el fuerte de esta ciudad pujante. Después de caminar mucho encontramos donde comer una pizza y yo bebí mí cerveza Quilmes.

2ª Etapa – 4º día – Jueves
Ahora teníamos que apretar el paso para yo reasumir mi trabajo con mis cyberboy’s en São Paulo. Esta vez la meta era llegar cerca de Buenos Aires. Busque la ruta más corta que pasa por cerca de unos salares al medio de la pampa camino a Santa Rosa. Las informaciones eran que no estaba en la mejor de las condiciones pero es la ruta mas corta. Ella sale del camino que lleva a Bahía Blanca. Empezamos bajando el valle del río negro que es una enorme plantación de manzanas y peras pero de lejos no tan cuidado como lo que se ve en Chile. Aquí el petróleo le ganó a las frutitas y el aspecto era medio descuidado. En el kilometraje donde debería estar la bifurcación me pasé de largo, tan pequeño era el letrero que solo mencionaba el numero de la ruta. Volví y era un caminito vecinal asfaltado precariamente. HE miró con desconfianza y me dijo “busquemos otro camino mejor”, por un pequeño instante dudé pero respondí “Que pasa HE no estamos en la ruta de la aventura?, con un fiel 4x4” y seguimos. Realmente el asfalto era del tipo “Pampa del infierno”. De vez en cuando habían animales que tenían que caminar mucho para encontrar comida. Vimos emas, perdizes y algunas Liebres de la pampa, estos animalitos más parecen un venado que liebre, debo me informar todavía al respecto de ellas. Encontramos hasta un gaucho con 4 perros acompañándole. El camino mejoró y cruzamos un Ómnibus de 2 pisos, sabíamos ahora que no estábamos tan solitos. Pasamos los salares y entramos en una ruta buena que nos hacia avanzar rápido. Los campos comenzaban a ser cultivados, había cerca y lindos animales. Andar y andar.. el calor era intenso, grandes trigales y a veces un poco de soja. El campo y las ciudades transpiraban prosperidad, nada que ver con las noticias de una Argentina quebrada, esto era en Buenos Aires no aquí. Veíamos mucha fauna silvestre, patos en cantidad y hasta una bandada de flamingos. Avanzamos lo más que podíamos y paramos cansados en la ciudad de Chivilcoy ya cerca de Zárate donde deberíamos cruzar el río Parana, habíamos recorrido mas de 1000 Km.

2ª Etapa – 5º día – Viernes
Salimos temprano y a partir de Lujan necesitamos cruzar a Zárate. El paisaje próspero se convirtió en suburbios polvorientos caminos pésimos y mal cuidados, la imagen del país en crisis. Hasta llegar al gran puente demoramos bastante lo que nos atrasó en mas de una hora. Entramos en la provincia de Entre Ríos. El paisaje cambió nuevamente para totalmente plano pantanoso sin mucha vida animal. Estábamos en la duda de que camino tomar, por lo que llaman “sierra gaucha” en Brasil, entrando por Uruguaiana o el mismo camino de vuelta, por Foz do Iguazu. Decidimos volver por Foz porque no nos hicieron los timbres de salida en el pasaporte al salir del Brasil. Ya cerca del fin de tarde el compresor del aire acondicionado de repente comenzó a resbalar en la correa del ventilador haciendo iiiiiii.. Apague el aire acondicionado para no quemar la correa. Ya no hacia tanto calor y continuamos así hasta llegar a la ciudad de Posadas donde dormimos. El aire acondicionado del hotel horriblemente ruidoso.

2ª Etapa – 6º día – Sábado
Ya sabia que de aquí no alcanzaría llegar hasta Macaé donde Sven. Y comenzamos planear un nuevo destino dentro de Brasil. Mientras tanto el calor se hacia insoportable y nosotros sin aire acondicionado, llegó el momento que no soporté más, la temperatura debería estar encima de 40 grados. Me acordé do calor que sentí una vez en el pantanal del Matto Grosso, cuando casi me dio un sincope. Apreté el botón del aire acondicionado y o maravilla no chillaba. HE se acordó que cuando comenzó nuestro problema estábamos atravesamos una nube de polvo levantada por un camión, esta seguramente tenia algún componente lubrificante que hizo perder la adherencia de la correa. Que experiencia! y que bueno es tener aire acondicionado! Llegamos a la frontera Brasilera a la una de la tarde. El funcionario de la aduana solo movía la mano para seguir. Busque al oficial de la policía en la frontera, presentándole nuestros pasaportes y le dije “no tengo registro de salida, ustedes no nos querían ver a la salida..” la respuesta fue una sonrisa amistosa y dijo “entonces voy a simular que nunca los vi, vayan con dios..”. Y así oficialmente nunca salimos del Brasil. El camino hasta Cascavel es tortuoso lleno de camiones y vehículos lentos. Después nuevamente atravesamos campos de soja que se perdían en el horizonte. Me bajé a mirar, tenían ya porotitos granaditos. Decidimos parar en la ciudad de Maringa. Que sorpresa, cuidad llena de flamboyanes y avenidas anchas. En la plaza principal una catedral moderna lindísima en forma de cono elegante. Un matrimonio tras otro estaba aconteciendo. Encontramos un buen hotel con piezas enormes y aire acondicionado silencioso. Comimos pizza en un restaurante simpático.

2ª Etapa – 7º día – Domingo
Despertamos tarde, olvidé de alteré la hora del despertador. Hoy el destino era la “Fazenda Macaé”, llegamos un poco después de la una de la tarde. La casa estaba llena de niños y tuvimos la alegría de encontrar nuestra nietita de la Ilhabella. Contar y contar.. mostrar las fotos en el computador...

2ª Etapa – 8º día – Lunes
Ahora solo faltaban 330 Km para llegar a São Paulo. Por el celular comencé a enterarme de las novedades. Llegamos a las 11 de la mañana, comer, duchar y fui al encuentro de mis cyber-guerreros. Habíamos recorrido casi 12.000 Km.