Las Aventuras de Se-He-Da. Viaje al Pantanal del Matto Grosso (Sept. 2008)

Mi hermano hace ya algún tiempo nos convidó para participar de un safari de pesca al pantanal. Finalmente pudimos realizar este sueño de viaje, lleno de aventuras, fauna exótica y gente de gran corazón.
18 de Septiembre
Partimos de São Paulo temprano de mañana, después de celebrar el cumpleaños de nuestro nieto Richard, a las 6:30 estábamos en camino a la Fazenda de mi hermano a 360 Km hacia el interior del estado de São Paulo. Llegamos un poco antes del medio día, la carga de la hilux, nuevita, nuevita estaba casi completa, llena de golosinas para los amigos en Campo Grande, capital del Matto Grosso. Dimos una vuelta por la quinta, allá estaban bien cargados de frutas las "jabuticaberas" , deliciosamente dulces y aromáticas. Después de guardar mi auto debajo de una lona y almorzar frugalmente senté en la "Calipto" (nombre que le dimos a la Hilux ya que era fruto de la tala de un bosquecito de eucaliptus) le di vuelta la llave de ignición, brbrbr-tec-tec-tec-br-br--, no partía solo hacia ruidos espantosamente disonantes!! Al mirar la cara de Edith, no necesitaba preguntar, era fácil adivinar: "como será que caben todos nuestras cositas en el auto de Dag?". Por algún motivo la batería se había descargado. Después de algunas tentativas sin suceso de chupar energía por un cable, pusimos la otra vieja camioneta cargar la batería. Quince minutos después la "Calipto" partió, tenía un borne de la batería medio suelto! Partimos rumbo a Baurú donde dejamos a la vieja camioneta para reparaciones y fuimos a un representante de la Toyota para saber si podíamos desconectar la batería en los días en que estaría parada. Este "especialista" nos informó que era ABSOLUTAMENTE normal que este tipo de auto se quede sin batería al dejarlo parado por más de 3 días y que esto era una especie de seguro contra robo!!!! Nos quedamos callados y seguimos nuestro camino sin protestar, tamaña ignorancia solo merece el látigo del silencio. A esto de las 5 de la tarde alcanzamos un lugar llamado Graciara, región de plantío de piñas. Piñas, piñas deliciosas, piñas hasta el horizonte. Nos hicimos pelar dos y llevamos 20.
Justo al bajar el sol llegamos a la represa de Tres Lagoas (a +o - 300Km de Baurú), el dique sirve de puente y entramos ya anocheciendo en el pueblo del mismo nombre, donde teníamos nuestras reservas de hotel. Después de comer bien dormimos como piedra.
19 de Septiembre
Tempranito tomamos desayuno y esta vez la "Calipto" hizo Brum,brum y partió al instante. Ahora el camino era una recta ondulosa hasta el horizonte. Bastante tráfico, una sola pista pero rápido. Llegamos al medio día a Campo Grande (otros 300 Km). Nuestros amigos nos estaban esperando y juntaron todas las generaciones habidas y por haber para almorzar juntos, más que un almuerzo era un banquete adornado de cariño y corazón. Difícil fue partir pero nos faltaban todavía 250 Km para el Hotel donde queríamos dormir en Miranda. Lentamente comenzábamos a entrar al pantanal. Bandos grandes de garzas, a lo lejos, venados y osos hormigueros. Ya atardecía cuando llegamos a Miranda. Frente al Hotel ya nos estaba esperando Luis, el "pilotero" de Sven, un poco alegre de traguitos. En el hotel Edith había reservado las piezas mejores que normalmente ocupaban en otras viajes, pero se equivocó y los departamentos eran los más simples sin poder cambiar ya que estaba completo. Hacía mucho calor, esto de 38 C. Nuestro aire condicionado solo ventilaba. Primera cosa a hacer era ir a comprar anzuelos con sus respectivos alambres de acero que una señora del lugar hacia. Nos refrescamos en la ducha , fuimos a comer y dormimos luego. Pesadamente entre sueños percibí que en la noche comenzó un temporal muy fuerte. Caían rayos y el viento sacudía los enormes mangos del patio.
20 de Septiembre
Cuando nos levantamos la temperatura había caído a 12 C. Sabiendo de estos cambios bruscos de temperatura, habíamos traído ropa adecuada. Doña Lola (78 años) ya nos estaba esperando, había madrugado, saliendo a las 4 de la mañana de Campo Grande para juntarse a nosotros en Miranda. Un poco después llegó Álvaro (su hjo) en otra camioneta. Todos tomamos desayuno y salieron a hacer compras, necesitaban carne para hacer asados y así variar e menú que decían iba a ser arroz con pescado y pescado con arroz. Seguimos por más unos 100 Km por el camino en dirección a Corumbá hasta una bifurcación que nos llevaba al rio Miranda. El camino era de tierra y con la lluvia se había convertido a barro-jabón. Cuando los vehículos tenían que salir de la huella central se resbalaban peligrosamente para cualquier lado en un zig-zag loco. La Calipto con tracción a las cuatro ruedas y diferencial bloqueado ni se inmutó, seguía derechito su camino esquivando los embates de los zig-zageadores. Más unos 10 Km y estábamos en Paso da Lontra donde hay un gran puente de madera cruzando el rio. Allí ya nos esperaban y comenzamos embarcar en grandes botes de aluminio nuestra carga bajo una incesante llovizna con viento a 12 C. Eran dos botes de unos 5 metros con carga y uno más grande con 2 motores donde nos acomodamos los diez pescadores y un piloto. A Heidi y a mí nos tocó la "primera clase" bien adelante. Primera clase porque los de mas atras se mojaron hasta los huesos en las tres horas y media siguientes andando a todo velocidad, con el viento soplando de lado y embarcando el agua que levantaba el barco. Heidi llegó congelada porque tenía que sujetar las tapas de 2 cajas de aislapol que se volaban. En los momentos en que la llovizna calmaba, traté sacar fotos pero por falta de luz y alta velocidad en que andábamos las imágenes de Carpinchos, Caimanes, Tuiuius, Grazas, Monos… ect no resultaron bien. Todos llegamos finalmente tullidos pero felices a nuestro destino en un brazo del rio Miranda casi con la confluencia del rio Aquidauana. Doña Quiteria, la administradora del lugar, esperaba por nosotros con un almuerzo con mucho más variedad de lo soñado. Había hasta lechuga fuera de la ensalada de tomate con cebolla, un guiso de carne para variar el menú de pescado y arroz blanco con los porotos tradicionales. El pescado era delicioso, sin espinas.
Nos cambiamos de ropa almorzamos y después de una pequeña siesta, la llovizna acabó, hicimos la primera salida de pesca. Éramos 10 pescadores, 2 pescadores por bote más un piloto, en 5 botes nos desparramamos por los rios Aquidauana y Miranda. Casi nunca nos vimos, y pocas veces vimos gente bajando o subiendo los ríos. La tarea del pilotero es hacer que sus pescadores PESQUEN. Para esto el prepara el bote, que son de aluminio de unos 5 metros, dos asientos para los pescadores, varios viveros para los cebos vivos, herramientas, plomadas, nylon, alambre etc.. Los pescadores traen sus cañas y anzuelos y se los pasan todo al pilotero que las prepara, colocando un pez vivo en anzuelos gigantes con unos 15 cm de alambre de acero antes de alcanzar el nylon, lanzando el cebo certeramente y pasando enseguida la caña para el pescador. Este debe pescar y entrar el pez al bote. El botero entonces evalúa el "bicho", midiéndolo. Si está pequeño para las medidas permitidas, solo se puede llevar uno para la comida, los otros se sueltan nuevamente. Como las medidas son bien grandes pocos se llevan y van al frízer para ser congelados. Mi hermano ya había advertido a los piloteros que yo fotografiaba hasta los mosquitos y estaban muy atentos de mostrarnos todo lo que la naturaleza ofrecía. El día estaba gris y frio, pescamos un pez, que no recuerdo el nombre, pequeño pero sabroso fuera de unas pirañas gigantes que siempre comían nuestros cebos. Al atardecer siempre aparecen millones de mosquitos ávidos de chupar nuestra sangre pero con el frio se habían retirado y estaban inapetentes. Volvimos ya casi de noche, tomamos baño con el lujo de una ducha de agua caliente, accionada por un generador, seguido del Whisky con mucho hielo que animaban las narraciones de las aventuras vividas y de los enormes peces que siempre escapan.
21 de Septiembre
Dormimos bien debajo de muchas frazadas. El día amaneció sin lluvia, mejorando rápidamente, a las 7:30 éramos los últimos en salir con nuestro bote. Ney (nuestro pilotero) determinó que hoy íbamos pescar peces de cuero ( tipos de bagres gigantes). Subimos el aquidahuana varios km hasta una curva del rio con un banco de arena donde descansaban plácidamente un par de docenas de caimanes gordos con panzas enormes, parece que ya habían ingerido muchos peces. Ney amarró el barco de forma que la proa era arrastrada apuntando para el centro de rio quedando perpendicular a la orilla. Rio abajo a unos 30 metros había un árbol seco caído al rio que atajaba los "camalotes" (plantas acuáticas), que venían flotando rio abajo en grupos de variado tamaño, pequeños, grandes, hasta formar verdaderas islitas. Debajo de estos camalotes los peces grandes se esconden acechando sus presas. Ahora Ney metió su mano en una de las cajas, extrajo un pez que se contorcía, lo engancho rápida y certeramente en el azuelo gigante. Levantó la caña y lo lanzó con precisión un palmo al frente de los camalotes al rio, probó la tensión del nylon y le pasó la caña a Heidi "dona eichi, a señora tem que fisgar firme o peiche cuando pegar no anzol" (doña Heidi Ud. tiene que enganchar firme el pez cuando morder el anzuelo) después de esta instrucción repitió la operación más dos veces una vez para mí y por ultimo para su caña.
No demoró mucho y la caña de Heidi se curvó lentamente, alguien estaba empujando su cebo.
Esto fue percibido de inmediato por Ney.
Heidi sujetaba, muda de emoción, firmemente la caña.
Suavemente Ney dio las instrucciones: "dona eichi fisgue firme agoura, puche firme, não solte!".
Heidi siguiendo las instrucciones , le dio un violento tirón a su caña y el "monstruo" comenzó el baile. "puche dona eichi, puche!" (tire señora Heidi, tire).
Yo recogí rápidamente mi línea para evitar enredos entre que Ney continuaba dando suavemente instrucciones a Heidi: "levante com forza a vara e recolhe abachando" (levante con fuerza y recoja bajando la vara).
Heidi luchaba heroicamente con la manivela del carrete recogiendo lentamente la línea. Después de lo que parecía ser una eternidad el "monstruo" afloró a la superficie. Era un lindo Jaú.
Ahora Ney entró en acción vistió un guante y levantó el pez para dentro del bote, estiró la mano, pescó una huincha y midió el "monstruo". Lacónicamente anunció que éste no tenía el tamaño requerido, desenganchó el anzuelo, esperó hasta que yo lo fotografiara y suavemente lo bajó al agua, lo acarició y lentamente lo soltó en el rio.
Después de este buen comienzo los peces solo se llevaban la carnada y las pirañas hacían su fiesta. Para mi encantado cambiamos de lugar, así pude hacer lindas imágenes de carpinchos, caimanes, garzas, tuiuius, monos, etc.. Subiendo el rio Aquidahuana escuchamos unos gritos estridentes, inmediatamente Ney disminuyó la velocidad dirigiéndose a la vegetación que cubría las orillas. Avistamos entonces una pareja de ariranhas, lontras gigantes (Pteronura brasilensis), que se comunicaban con un grito estridente. Logré algunas fotografías pésimas ya que no había suficiente luz y todo aconteció muy rápido cuando emergió al lado del bote mostrando sus fuertes dientes. La luminosidad estaba aumentando y pude aumentar más la velocidad del obturador para contrarrestar los tiritones al sujetar mi Nikon D80 con lente de 210 mm. Ney estaba siempre atento, cada vez que yo levantaba la máquina, inmediatamente diminuía a velocidad del bote acercándolo al objeto de mi interés y cuando él distinguía algún objeto interesante conducía nuestros ojos al lugar. Vimos un mono "bugil" negro como azabache saltar de árbol en árbol detrás de una mona café, lo pesque en el aire.
El almuerzo era a las 12, volvimos con lindas fotografías.
En la mesa nos encontramos todos contando nuestras aventuras y escuchamos el horripilante relato de un ataque de Jaguares a un campamento de pescadores, acontecido hace poco tiempo. Padre y hijo (15 años, dicen que era gordito) estaban acampados, el hijo estaba en la carpa y el padre un poco alejado del campamento, cuando volvió presenció como un Jaguar arrastraba su hijo de la carpa, salió corriendo para buscar ayuda pero llegaron tarde, dos Jaguares se lo estaban comiendo.
Estábamos cansados y fuimos dormir una siestecita para salir nuevamente a la 3 de la tarde.
La tarde estaba bonita y la temperatura agradable. Tentamos nuevamente nuestra suerte y Heidi esta vez pescó un Pintado bonito sin ayuda ninguna. Lo entró al bote, le sacamos varias fotos y lo soltó nuevamente. Yo dejaba mi caña apoyada en la borda jugando con la camera y obviamente nada pesqué. Observaba una Saracura tomar baño, chapurreando y lavando sus bello plumaje. Encima de nosotros había una gran Jucutinga que mansamente comía las frutas de un árbol, Ney contando historias de pescador y naturalmente de Jaguares. Dos días antes, de nuestra llegada, encontró en una playita del rio Miranda dos Jaguares jugando en el agua, era una macho y una hembra. Estaba pescando con clientes que vinieron de Rio de Janeiro, estos ni quería ver estos bellos animales salvajes, solo estaban preocupados con que habían pescado poco. Ney, un hombre que creció rodeado por esta naturaleza exuberante no entendía la pobreza de espíritu de sus clientes "cariocas" , curtidos por los filmes violentos de la televisión( carioca: habitante de Rio de Janeiro). Sentimos con él la harmonía de pensamiento en nuestro bote y con esto crecer la percepción por los bellos entes de la naturaleza allí existentes.
Al atardecer paramos en la confluencia de los ríos Miranda y Aquidauana, flojamente casi por obligación, botando el anzuelo al agua y pescamos algunas voraces Pirañas, observando el espectáculo de la puesta de sol… momentos inolvidables. Era la hora en que acostumbran de venir los mosquitos pero estaban nuevamente ausentes, que bueno. Volvimos ya en la oscuridad y chocamos con un caimán que le dio un coletazo fuerte al bote.
A la hora del aperitivo supimos que un huésped vio de cerca un Jaguar y estaba asustado diciendo que "aquí solo hay jaguares en vez de peces" y que se iba el día siguiente.
Comenzábamos con Heidi sentir la falta de poder caminar, aquí no había donde, todo se mueve por el agua, no hay caminos. El riesgo de ser mordido por serpientes era grande, ya que hay una variedad muy agresiva llamada popularmente como "boca de sapo" y servir de postre a un jaguar….
22 de Septiembre
Hoy comenzamos subiendo por el rio Miranda, el objetivo era pescar los muy apetecidos "pacú" que últimamente no querían morder el anzuelo. Son comedores de las frutas que caen al agua con dientes trituradores tremendamente fuertes. Apenas cruzamos la confluencia del rio Miranda y Aquidauana, donde ayer vimos la puesta de sol fantástica, encontramos el bote de Elcio y Fernando que gesticulaban llamándonos. Al lado de ellos un Jaguar tentó de cazar un carpincho. El carpincho se tiró al agua, el jaguar detrás pero no lo alcanzó y siguió nadando hasta la otra orilla. Fernando tenía en algún bolsillo una maquinita digital, hasta sacarla y tirar la foto el jaguar ya estaba lejos demás para obtener una imagen. Yo que tenia la única máquina fotográfica decente había llegado 10 minutos atrasado. Antes que Heidi pudiera protestar nos aventuramos a la orilla, donde subió el jaguar, abandonando a su suerte a Heidi solita en el bote. Después me dijo que estaba con mucho miedo pero prefirió quedar en el bote esperándonos. Ney me mostró allí los restos de un esqueleto de jaguar que alguien mató un tiempo atrás. Me llamó la atención como eran fuertes estos huesos cortos y gruesos, correspondiendo a las historias de la fuerza brutal que tienen estos animales. Volvimos al bote, con el alivio de Heidi que protestaba por el abandono que había sufrido. Yo la clamé diciendo que los jaguares solo acostumbraban comer en tierra. A esto Ney comentó maliciosamente que no hace mucho tiempo atrás uno de los guías al bajarse y alejarse del bote a la vuelta encontró un jaguar inspeccionándolo y tuvo que esperar un buen tiempo hasta que el caballero se dignase de continuar su camino. Continuamos subiendo el rio siempre observando muy atentamente toda la orilla donde siempre habían caimanes, carpinchos y garzas. Vimos un nido de Tuiuiu con 4 "pollitos" gigantes. Los arboles en que anidan pierden las hojas en el tiempo de sequia así son visibles a gran distancia. Llegamos al lugar de pesca, subimos con el bote a una islita de camalotes, presos en una rama sumergida. Ney comenzó a preparar nuestros anzuelos. Tomo una fruta "jenipapo" bien madura, la peló y hundió profundamente e anzuelo en ella. Usando un finísimo hilo elástico le dio consistencia firme a la fruta que no debía desprenderse al ser lanzada lejos. La pesca del "pacú" acontece en absoluto silencio, lo que es difícil en un bote de aluminio. Todo movimiento debe evitarse para no perturbar a nuestra víctima.
Esperamos un buen tiempo, sería una media hora y nuevamente Heidi que recibió la picada. Suave primero, deja lo tragar… ahora.. ahora..ahora el tirón… sujeta firma… recoge despacito.. Ney preparó su guante para subir el nuevo pasajero a bordo, este no lo quería perder. Lo entró y dijo sin pestañar "está dentro de la medida". Yo dude un poco pero no dije nada en vista del rico bocado que íbamos comer y ciertamente estaba delicioso. Hice la foto con Heidi radiante y volvimos a tentar suerte, pero nada. Subimos entonces mucho más el rio, encontramos una playa grande con muchos caimanes asoleándose, hice un par de fotos lindas. Tentamos de nuevo, nada. Veíamos los cardúmenes pasar, pero no picaban. A la vuelta cuando avistamos la playa grande habían dos nuevos visitantes allí. Dos Tuiuius lindos, parados uno al lado del otro. A cada metro que nos acercábamos tiraba otra foto, no se movían, solo nos observaban curiosos. Uno desconfió y con grandes pasos se alejó. Pero el más grande se quedo. Ney tiró a la arena un pez vivo de su stock de carnadas. El gigante pájaro abrió sus alas y vino corriendo, pescó con su pico enorme el pez y se fue caminando gravemente hasta un agua un poco más alejado para lavarlo cortarle la cabeza y tragárselo.
Estábamos atrasados para el almuerzo y corrimos rio abajo. Al alcanzar el brazo del rio, donde estaba nuestra hostería, un mar de camalotes tapaba la pasada. Pasamos hábilmente empujando, acelerando, para un lado y para otro nuestro obstáculo. El viento las soltó en alguna parte y las acumulo en una extensión de 150 metros en nuestro camino.
A la tarde, después de la siestecita, Ney decidió que debíamos pescar Dorados. Esta es una tarea un poco más difícil ya que requiere la habilidad de poder lanzar la carnada en lugares precisos. Así Heidi recibió la tarea de fotografiar, tarea no muy fácil ya que era contraluz la correntera donde teníamos que lanzar el cebo. Con maestría Ney lanzaba su pez y varias veces mordieron pero soltándose finalmente. Yo tentaba imitar mi profesor con no mucha dificultad. Pero en uno de estos momentos afortunados del ignorante un dorado picó y se trago mi pez-carnada. La caña se curvaba de lo lindo y era precioso ver cuando daba grandes saltos fuera de agua. Heidi tentando de hacer una buena foto, decía "no veo nada con esta luz.. no veo.. no veo" le dije que sacara las fotos sin ver, simples mente apuntar y disparar muchas veces. Buena una de estas resultó espectacular. Mientras tanto yo traía lentamente el "monstruo" más cerca, hasta izarlo a bordo y medirlo. Faltaban 2 cm para alcanzar el mínimo requerido. Eran los 2 cm que le faltaban en la cola, comido por las pirañas. Lindo pez, sentí mucha satisfacción al devolverlo al rio. Con cuidado le sacamos el anzuelo y lentamente lo sumergimos en el agua hasta que dio un coletazo y se fue. Tentamos varias veces más, pero este fue el único que enganchó fuera de las pirañas, siempre ávidas de comer nuestra carnada. La tarde era preciosa, tibia y transparente, mudamos de lugar pero este día ningún "monstruo" volvió a picar. Al volver encontramos al otro grupo de pescadores en alborozo, habían visto de cerca un jaguar y le sacaron una foto. Bajé las fotos de ellos a mi Laptop y las mejoré como pude. En una de ellas se veía claramente el felino. Es la que está al final de las imágenes aquí presentes.
23 de Septiembre
Hoy era el cumpleaños de Edith, salió pescar tempranito y solo la vimos a la hora del almuerzo. El tiempo estaba maravilloso y tempranito en la mañana fueron retirar los camalotes que tapaban nuestro brazo del rio empujándolos con una gran cuerda hacia el miranda, se fueron flotando rio abajo. Paramos en el mismo lugar donde pescamos el jaú y luego Ney fisgó un buen pez. Era un "cachara" lindísimo, con un bello diseño en la espalda, menos mal que también le faltaban un par de cm para el tamaño permitido y Ney lo soltó con mucho cuidado. Continuamos entonces rio arriba hasta un rio y lugar llamado "toro muerto" donde es prohibido pescar, siempre en busca de imágenes extraordinarias. Pero el rio estaba tapado de camalotes y no pudimos avanzar. Volvimos y remontamos por el rio aquidauana donde al frente de un remanso tentamos suerte. Y esta vez picó en mi vara el "MONSTRUO" , comenzó con un tirón suave, lo dejé tragar y cuando le pegue el tirón salió andando con una fuerza que la vara, que es muy fuerte, con un hilo multifilamento se curvó espantosamente, el carrete que estaba con todo el freno no sujetó y comenzó a ceder. Trrrrrrr… iba saliendo la línea lento pero constante, más una zapateada fuerte y paró. Ahí se quedó clavada seguramente enganchada debajo de un tronco. Tuvimos que amarrar la línea al bote y cortarla así. Una gran piraña que Heidi pescó sirvió de modelo para demostrar la extraordinaria dentadura que se esconde debajo de sus labios. Garzas majestuosas se perfilaban contra el cielo azul, bellos momentos. Vimos un panal de abejas enorme. Tenían los paneles al aire debajo de un tronco de árbol inclinado. Un águila volando con una serpiente en las garras se sentó en la copa de un árbol cercano y la comenzó a devorar. Monos curiosos observándonos. Caimanes gordos descansando. Familias de carpinchos mirándonos atentamente. Buscamos ariranhas pero solo encontramos sus huellas. Volvimos para almorzar y concordamos que esta tarde no iríamos pescar y si iríamos buscar un jaguar. Casi todos habían visto uno menos nosotros que teníamos una buena maquina fotográfica.
Partimos en esta última tarde en busca de imágenes extraordinarias, subimos el rio miranda pausadamente observando atentamente todo nuestro entorno, era una tarde maravillosa, sin mosquitos , el aire estaba tibio, los grandes pájaros parados en los arboles se perfilaban bellamente contra el cielo azul. Otros estaban escondidos en la penumbra de los matorrales, vimos una especie de ave llamada "muntum" con sus pollitos. Al muntum que es del tamaño de un pavo lo conseguí fotografiar malamente, pero a los polluelos no. De repente Ney nos llamo diciendo "miren allí en las ramas" nos costó bastantes donde..donde.. donde hasta ver la Anaconda plácidamente extendida en una rama de un árbol caído en el agua, durmiendo profundamente con los ojos cerrados. No despertó con el ruido del motor y pude fotografiar bien. No era muuuuy grande pero debe haber tenido bien mas de 3 metros, no se le veía bien la cola que estaba enroscada detrás del tronco. Un buen pescador diría que tenía 5 metros pero yo encuentro que tenia 4. Habían muchos árboles que todavía no tenían hojas y en uno de estos estaba sentado un mono que cuando nos acercamos corrió a la punta de un extremo y de allí en un salto gigante se lanzó a la próxima copa frondosa desapareciendo. Lo conseguí fotografiar bien. Volviendo, el sol ya se estaba poniendo, iluminando las bandadas de garzas blancas como si fueran rosadas, encontramos la anaconda ya moviéndose. Quise fotografiar más de cerca con flash pero a Ney no le gustaba la idea de llegar muy cerca. Creo que perdí unas bellas imágenes. Llegamos a nuestra hostería ya bien de noche.
Aquí los cuentos sobre jaguares continuaban. A Madu y Maria se les congeló la sangre cuando un jaguar rugió detrás de las matas donde el bote estaba amarrado. En pánico tentaban soltar el nudo del cordel que los amarraba a la orilla pero éste no cedía. Fueron varios minutos de angustia. El pilotero con voz trémula les decía "no tenga miedo, doña Madu, estoy aquí para protegerla con mi vida". Según cuentan este rugido viene con tanta fuerza que causa pavor hasta a los más valientes.
Esta noche había asado en honor a Edith y hasta le organizaron una serenata. Tomábamos Whisky con mucho hielo cantando una canción que dice "La pescaria fue bueeeenaaaaaa… duro es partiiii..iiir".
24 de Septiembre
Nos levantamos, juntamos nuestras pilchas, tomamos desayuno, y después de despedirnos cariñosamente de doña Quiteria, los botes corrían velozmente rio abajo. Llegando al Paso da Lontra fuimos probar inmediatamente la batería de la Caliptu. Todo estaba en orden, partió al instante. Aquí el grupo se dividió, mi hermano quería mostrarnos un poco más del pantanal y lugares que él había frecuentado en el pasado. Una enorme manada de cebús era conducida a moda antigua por el camino. Más de 1000 novillos los llevaban mansamente. Al frente de la manada cabalgaba un peón con un enorme cuerno que tocaba para llamar los novillos. Estaban montados en mulas excelentes, como nunca vi. Hicimos picnic con nuestra última piña y volvimos a Miranda para dormir.